Como un sueño
20 de Julio de 2014
Sus sensuales movimientos consiguieron que no apartara la mirada de su cuerpo. Ella lo sabía y por eso se movía lentamente, marcando un ritmo de placentera espera. Él continuaba tomando, sorbo a sorbo, su copa de licor de endrinas, manteniendo sus ojos escrutadores en la ropa que llevaba, disfrutando de la danza que sólo para él le ofrecía aquella bella muchacha.
Con paso tranquilo y medido ella se fue acercando, ora un gesto provocador, ora un leve parpadeo. El corazón empezaba a latir más rápido, casi tan rápido como lento el andar de la joven. Cuando sólo dos pasos les separaban, los ojos semiocultos por el flequillo de la chica revelaron un alto grado de excitación por parte de ella.
Él se levantó raudo pero sin impaciencia, se acercó a ella y, con toda la suavidad que su deseo le permitía, la abrazó por la cintura y la atrajo hacia sí. Durante unos segundos que les pareció una eternidad se miraron y compartieron sensaciones que les resultaron gratas y comunes.
Sus labios buscaban los de ella, ligeramente humedecidos por el calor del local. Ella absorbía con su cuerpo la energía que salía del cuerpo de él.
Cuando el tiempo parecía haberse parado exclusivamente para ellos sus labios se encontraron y se besaron, abrazándose con fuerza y deseo, ése que une a dos personas en una.
Cuando él abrió los ojos se encontró en su cama y se entristeció por no haber tenido nunca una experiencia como la que acababa de soñar.
Con paso tranquilo y medido ella se fue acercando, ora un gesto provocador, ora un leve parpadeo. El corazón empezaba a latir más rápido, casi tan rápido como lento el andar de la joven. Cuando sólo dos pasos les separaban, los ojos semiocultos por el flequillo de la chica revelaron un alto grado de excitación por parte de ella.
Él se levantó raudo pero sin impaciencia, se acercó a ella y, con toda la suavidad que su deseo le permitía, la abrazó por la cintura y la atrajo hacia sí. Durante unos segundos que les pareció una eternidad se miraron y compartieron sensaciones que les resultaron gratas y comunes.
Sus labios buscaban los de ella, ligeramente humedecidos por el calor del local. Ella absorbía con su cuerpo la energía que salía del cuerpo de él.
Cuando el tiempo parecía haberse parado exclusivamente para ellos sus labios se encontraron y se besaron, abrazándose con fuerza y deseo, ése que une a dos personas en una.
Cuando él abrió los ojos se encontró en su cama y se entristeció por no haber tenido nunca una experiencia como la que acababa de soñar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario