Recuerdo
25 de Junio de 2015
Eran mis amigos, mis compañeros.
Hubo un tiempo en que nos reíamos por cualquier cosa, jóvenes como éramos, pero llegó lo inesperado: dejé el grupo.
Lo siguiente que recuerdo del grupo fue gracias a uno de ellos con quien continué entablando amistad. Fue duro al principio pues no tenía dónde ir ni con quién pero me levantaron el ánimo unos compañeros de estudio, con los que entablé buenas relaciones.
Durante un tiempo estuve pensando en cómo se lo estarían montando. El único contacto que tenía me dijo que se habían separado. Entonces me di cuenta que nunca me debí alejar de ellos pero ya era demasiado tarde, pues John había salido del país y Dave había ido a probar fortuna por el resto de España. Khris, por su parte, se fue a Gerona a trabajar, y me quedé en Barcelona con 21 años sin nadie conocido.
21 años.
Yo, en la flor de la vida, sin trabajo, sin chica.
Syl me decepcionó de mala manera, pues se salió con la suya: destrozarme interiormente.
Pero una amiga mía me dio ánimos: "Sé feliz", me dijo.
Y yo, con la pesadumbre de estar en la calle, me fui al primer quiosco que vi, compré el periódico con los duros que me quedaban y fui directamente a la sección de anuncios.
"Necesitamos joven, entre 19 y 25 años, con carnet de ciclomotor, para envíos y recados".
Éste fue el anuncio que me puso en vereda, si no con todos, con la mayoría de mis conocidos. Poco imaginé yo que fueran envíos y recados para la mismísima mafia y, cuando me di cuenta, era el Capo.
Durante todo el transcurso de mi vida me di cuenta de muchos fallos.
Una buena mañana iba a una entrevista de trabajo, pues necesitaba dinero y, gracias a mis conocimientos de informática, pude abrirme paso en la empresa, pues de simple recadero llegué a ser gerente de la misma. Los tiempos cambiaban y, con 23 años, fui secretario del mano derecha del mismísimo Capo.
Un fallo en uno de los mecanismos de una gran máquina puede provocar una gran avería y hay que reemplazar la pieza en mal estado por una buena.
Así pasó, pues el mano derecha del Jefe empezó a aceptar sobornos contra él y a estafar de los fondos. Entonces, por una casualidad del destino, descubrí el engaño y lo delaté. Él juró vengarse pero pasó el resto de sus días en la cárcel, que no fueron muchos.
Así pues, fui el protegido de Él.
Lo que siguió entonces fue mafia dura, sin miramientos a nadie, matar por matar. Siempre que salía a la calle me seguían diez hombres armados y una recortada debajo de mi brazo izquierdo.
Nunca olvidaré la reacción de aquella mujer, cuyo hijo maté yo mismo, delante de ella, pues me estafó una buena cantidad de "Madame Blanche".
Después de aquello decidí no matar a nadie más, cosa que no ocurrió hace dos semanas.
Pero recordemos más.
Tres meses después, Paretti murió y me dejó en testamento todo su imperio de mafia. Poco me imaginaba yo que trataba con el mismísimo Capo de Colombia, en aquellos momentos Dave, que le fue dejado en testamento como a mí; sólo que él exportaba "Madame" y yo la compraba.
Yo tenía 25 años y Dave 24.
Me acordé entonces de mis ex-compañeros, todos esparcidos por el mundo. Contacté con Dave, que me pidió que le ayudara a buscar a sus compañeros, casualidades de la vida, y yo le di el control del ordenador del Centro. Así él haría el trabajo por mí.
Él no sabía quién era yo pero yo sí sabía quién era él. Esperé con mucha paciencia que Dave me reconociera pero esperé en vano pues ni siquiera recordaba mi voz.
Decidido, pues, a terminar la farsa, me dirigí a él y le dije, con tono exasperado:
- Dave, caro, mi sembra che tu sei un poco stupito. Y si tienes dudas mira dentro de los archivos centrales a ver qué te muestran sobre mí.
Él, por supuesto, se fue rápidamente a comprobar aquella tan dudosa pregunta: "¿Quién diablos será?". Y lo descubrió.
Y así, con 25 años, Dave dejó la mafia de Colombia a uno de sus más fieles seguidores y se vino a Barcelona.
En Paredes del Vallés se había construido un chalet de 10.000 m2, aparte del pequeño jardín de 1.000 m2 y las canchas de fútbol, baloncesto, tenis y piscina. Con todo eso y habiendo entrado en InterCap creando un directorio para él mismo, llamó a John, que era el capo de la mafia de México, Texas, Miami, El Salvador y Venezuela; llamó también a Khris, que estaba trabajando en Ampurias como gerente de un hotel de siete estrellas barra partida. En otro tiempo solamente era de cinco estrellas, pues no habían más categorías para distinguir a los hoteles. Y le faltaba poco para que ascendiera a Cap-Al, que significa "digno hotel donde puede residir Capo", que soy yo.
Con todo esto consiguió reunir a los tres perdidos del Guerreco (organización del 97), a sus hermanos Swa, Carl y Pek, además de algunos más que nunca llegué a conocer ...
Escrito en Marzo de 1996