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Black Friday
(o 'Viernes Negro' para [no] entendernos)
20 de Diciembre de 2015
Tras la popular fiesta de los muertos, Noviembre amanece con la fiesta de Todos los Santos, celebrada por muchos como un festivo que no trabajarán, celebrada por otros pocos mediante los clásicos "¡Felicidades!" en un día en que pueden felicitar a todo el mundo.
Pero lo más llamativo de Noviembre, en los últimos años, es el llamado Black Friday (o 'Viernes Negro', para que [no] nos entendamos). Corresponde al último viernes del mes y su historia es desconocida por la mayoría.
Resumiendo un poco (que no vamos a dar lecciones de historia hoy) viene a ser como las rebajas pero con más clase, con más empujones, con golpes y arrebatos de furia descontrolada (que para algo tiene nombre propio). Las tiendas avispadas suben sus precios días antes para, tras la rebaja del 'Viernes Negro', seguir cobrando lo mismo. Los compradores impulsivos gastan el dinero que no tienen en artículos que no necesitan y se hacen auto-fotografías (o selfies, que tiene más clase) que luego subirán de forma pública a sus cuentas para mostrar lo débiles y manejables que son.
Pero no os preocupéis por ellos, más adelante alegarán y exigirán privacidad en esas fotos que, tiempo atrás, publicaron conscientemente como públicas.
En fin, que a mí ni Black Friday ni Viernes Negro: las rebajas de toda la vida, y comparando precios dos meses antes para confirmar que lo que compraré, aparte de ser necesario, realmente esté rebajado.
Pero lo más llamativo de Noviembre, en los últimos años, es el llamado Black Friday (o 'Viernes Negro', para que [no] nos entendamos). Corresponde al último viernes del mes y su historia es desconocida por la mayoría.
Resumiendo un poco (que no vamos a dar lecciones de historia hoy) viene a ser como las rebajas pero con más clase, con más empujones, con golpes y arrebatos de furia descontrolada (que para algo tiene nombre propio). Las tiendas avispadas suben sus precios días antes para, tras la rebaja del 'Viernes Negro', seguir cobrando lo mismo. Los compradores impulsivos gastan el dinero que no tienen en artículos que no necesitan y se hacen auto-fotografías (o selfies, que tiene más clase) que luego subirán de forma pública a sus cuentas para mostrar lo débiles y manejables que son.
Pero no os preocupéis por ellos, más adelante alegarán y exigirán privacidad en esas fotos que, tiempo atrás, publicaron conscientemente como públicas.
En fin, que a mí ni Black Friday ni Viernes Negro: las rebajas de toda la vida, y comparando precios dos meses antes para confirmar que lo que compraré, aparte de ser necesario, realmente esté rebajado.
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