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miércoles, 10 de octubre de 2012

Fue bonito mientras duró... (II)


... cuando terminé mi horario y me dispuse a cambiarme, le dije que en unos minutos me reuniría con ella. Ella asintió con su dulce sonrisa y mi ser se estremeció durante un instante.

Cuando terminé de prepararme, me despedí momentáneamente de mis compañeros y me fui con ella a pasear por la basta avenida atestada de comercios y de personas corriendo para hacer sus compras de última hora (ya se sabe, los Sábados por la tarde es lo que tienen).

Durante el camino me fue comentando que hacía tiempo que me observaba, y no profesionalmente hablando. Se había dado cuenta de las pequeñas miradas furtivas que hacía y que sabía que a mí me gustaba ella. Me confesó, paseando entre la muchedumbre, que ella sentía algo por mí, aunque no sabía muy bien qué era.

Me contó que había salido de una relación tormentosa y que no se encontraba bien emocionalmente hablando. Necesitaba dejar su corazón reposando y curándose de las heridas recibidas por tal relación. Era por eso que estaba confundida, no sabía cómo era posible que pudiera sentir algo por alguien con el corazón hecho trizas.

Como buenamente pude, la tranquilicé con las mejores palabras que mi pobre boca me permitía balbucear. "No te preocupes, chiquilla, para que puedas querer a alguien, necesitas tener tu ser en armonía y tener el ánimo firme. Mientras eso no sea así, sólo has de preocuparte por ti y no pensar en la posibilidad de lo irracional."

Con una pequeña sonrisa de complicidad, y casi distraídamente, me cogió de la mano con una suavidad que no recordaba haber sentido anteriormente. Mi corazón se puso a latir con más fuerza y mis nervios empezaban a descontrolarse. ¡Era el primer contacto físico que tenía con ella! Continuábamos caminando ...



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