El Paseante nº10
25 de Noviembre de 2012
Tres enormes seres, monstruosos para muchos, se erigen ante “El Paseante”. Por lo que han dicho, son seres hechos por elementos de la naturaleza: tierra, aire y agua. “Pero falta uno”, piensa “El Paseante”.
- ¿Dónde está “Elemental de Fuego”? –tienta “El Paseante”.
- Es nuestro enemigo –responde uno de ellos, aunque parece que hablan los tres a la vez.
- ¿Vuestro enemigo?
- Sí.
La afirmación queda interrumpida por un súbito y deslumbrante haz de fuego.
- ¡Es él! –grita “Elemental de Tierra”.
- ¡Acabemos con él! –secundan sus hermanos.
Tras el haz de fuego aparece un ser llameante, como fuego con vida. Sus ojos refulgen en rojo resplandor, en ira amplificada, en destrucción anhelante.
El primero en caer es “Elemental de Agua”. El villano ha calentado su cuerpo en exceso y su poder ha sido evaporado.
“Elemental de Aire” crea un huracán pero el fogoso malo se ha metido en el centro y lo está quemando a ráfagas. Cae al suelo mientras “El Paseante” continúa como mero observador.
Es el turno de “Elemental de Tierra” y envía ráfagas de piedras sobre el malvado ser, sorteándolas al moldear su llameante cuerpo a antojo.
Entonces “El Paseante” tiene una idea y se dirige a los dos seres que se están recuperando. Habla con ellos en susurros y, acto seguido, los dos Elementales se dirigen hacia el centro de la batalla.
- ¡Aguanta un poco, Gaios!
Tal y como les ha indicado “El Paseante”, “Elemental de Aire” crea un torbellino encerrando a los cuatro seres en el centro. Al momento, “Elemental de Agua” se abalanza sobre su enemigo cerrándole en una burbuja de agua. “Elemental de Tierra”, habiendo sido informado del plan telepáticamente, alza un brazo y envía mil rocas en un segundo para crear otra barrera rodeando la burbuja. En cuestión de segundos, han conseguido encerrarle momentáneamente. En cuanto el agua y la tierra se mezclan, crean una masa cementosa que empieza a calentarse por el vil ser que está dentro pero bien se apresura “Elemental de Aire” en enfriarlo con un tornado que sólo afecta a la improvisada trampa. El resultado queda en una bola de piedra dura con el villano en su interior.
Después de repetir el proceso varias veces para asegurar la extraordinaria cárcel, los Elementales se despiden de “El Paseante”, agradeciéndole la ayuda.
- Gracias por tu ayuda.
- Esa es mi misión, ayudar a los demás.
- Los Elementales estamos en deuda contigo. Cuando necesites ayuda, Hydros, Eolos y yo mismo, Gaios, acudiremos a ti.
- Gracias a vosotros también por detener la amenaza.
Mientras los Elementales se alejan hacia el horizonte, “El Paseante” ve cómo el destruido parque vuelve a su estado natural en breves momentos.
- ¿Dónde está “Elemental de Fuego”? –tienta “El Paseante”.
- Es nuestro enemigo –responde uno de ellos, aunque parece que hablan los tres a la vez.
- ¿Vuestro enemigo?
- Sí.
La afirmación queda interrumpida por un súbito y deslumbrante haz de fuego.
- ¡Es él! –grita “Elemental de Tierra”.
- ¡Acabemos con él! –secundan sus hermanos.
Tras el haz de fuego aparece un ser llameante, como fuego con vida. Sus ojos refulgen en rojo resplandor, en ira amplificada, en destrucción anhelante.
El primero en caer es “Elemental de Agua”. El villano ha calentado su cuerpo en exceso y su poder ha sido evaporado.
“Elemental de Aire” crea un huracán pero el fogoso malo se ha metido en el centro y lo está quemando a ráfagas. Cae al suelo mientras “El Paseante” continúa como mero observador.
Es el turno de “Elemental de Tierra” y envía ráfagas de piedras sobre el malvado ser, sorteándolas al moldear su llameante cuerpo a antojo.
Entonces “El Paseante” tiene una idea y se dirige a los dos seres que se están recuperando. Habla con ellos en susurros y, acto seguido, los dos Elementales se dirigen hacia el centro de la batalla.
- ¡Aguanta un poco, Gaios!
Tal y como les ha indicado “El Paseante”, “Elemental de Aire” crea un torbellino encerrando a los cuatro seres en el centro. Al momento, “Elemental de Agua” se abalanza sobre su enemigo cerrándole en una burbuja de agua. “Elemental de Tierra”, habiendo sido informado del plan telepáticamente, alza un brazo y envía mil rocas en un segundo para crear otra barrera rodeando la burbuja. En cuestión de segundos, han conseguido encerrarle momentáneamente. En cuanto el agua y la tierra se mezclan, crean una masa cementosa que empieza a calentarse por el vil ser que está dentro pero bien se apresura “Elemental de Aire” en enfriarlo con un tornado que sólo afecta a la improvisada trampa. El resultado queda en una bola de piedra dura con el villano en su interior.
Después de repetir el proceso varias veces para asegurar la extraordinaria cárcel, los Elementales se despiden de “El Paseante”, agradeciéndole la ayuda.
- Gracias por tu ayuda.
- Esa es mi misión, ayudar a los demás.
- Los Elementales estamos en deuda contigo. Cuando necesites ayuda, Hydros, Eolos y yo mismo, Gaios, acudiremos a ti.
- Gracias a vosotros también por detener la amenaza.
Mientras los Elementales se alejan hacia el horizonte, “El Paseante” ve cómo el destruido parque vuelve a su estado natural en breves momentos.
... FIN ...
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