El Columnista
5 de Mayo de 2013
Son tristes las noticias que, por doquier, nos llegan diariamente y que paulatinamente nos sumergen cada día más en el inacabable pozo de las mentiras.
En un mundo cruel sería obligado yacer junto al enemigo siempre ojo avizor, a la espera de su próximo movimiento, sabiendo con certeza que nada bueno proviene de ese ser a quien las ganas de matar le dan más vida que el pan.
Pero no es nuestro caso.
Este mundo se alza, casi cada segundo, en la hipocresía y la maldad de espíritu, dejando de lado creencias y moralidad, esgrimiendo la ética como si fuera un juguete, haciendo lecturas impropias de la justicia y condenando a quien quiere salvarlo.
Así pues, los héroes quedan para la mitología, las hadas para los cuentos y quien dirige a las masas bien podría equipararse al mismo diablo.
El poder corrompe en cualquiera de sus formas y la humanidad no está preparada para recibir don alguno pues su avaricia prevalece en un tiempo en que el apego por lo material se vuelve, cada día, más intenso.
En un mundo cruel sería obligado yacer junto al enemigo siempre ojo avizor, a la espera de su próximo movimiento, sabiendo con certeza que nada bueno proviene de ese ser a quien las ganas de matar le dan más vida que el pan.
Pero no es nuestro caso.
Este mundo se alza, casi cada segundo, en la hipocresía y la maldad de espíritu, dejando de lado creencias y moralidad, esgrimiendo la ética como si fuera un juguete, haciendo lecturas impropias de la justicia y condenando a quien quiere salvarlo.
Así pues, los héroes quedan para la mitología, las hadas para los cuentos y quien dirige a las masas bien podría equipararse al mismo diablo.
El poder corrompe en cualquiera de sus formas y la humanidad no está preparada para recibir don alguno pues su avaricia prevalece en un tiempo en que el apego por lo material se vuelve, cada día, más intenso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario