Capítulo 5
25 de Junio de 2013
Paco abre los ojos sin saber dónde se encuentra.
En apenas dos segundos recuerda el dolor que acababa de sentir y cómo el frío suelo aguanta todo su peso. Casi a la velocidad de un rayo se pone en pie y observa cómo todos los rostros de los presentes en el gran salón están en dirección a él, la mayoría con ojos de sorpresa y alguna cara débilmente empalidecida.
- Tranquilos -dice Paco- no pasa nada.
El silencio reina en el gran salón.
- Sólo he tenido un tonto tropiezo y seguro que ha sido espectacular -continúa Paco, intentando hacer un chiste.
El primero en moverse es Bernardo que parece haber sido el último en enterarse de lo sucedido.
- ¡Señor Paco, señor Paco! ¿Se encuentra usted bien?
- Por supuesto que sí, Bernardo -contesta Paco- ¿No ves que ya me he levantado?
Bernardo hace caso omiso a sus palabras y cuanto más cerca está de Paco, mayor preocupación demuestra. No en vano le tiene cariño pues es su maestro y creyó en él cuando ni el propio Bernardo creía en sí mismo.
- ¡Que alguien llame a una ambulancia! -reacciona Don José, saliendo sorprendido de su letargo- Daniel, ve tú mismo.
- Sí, Don José -se apresura a decir Daniel- en seguida la llamo.
- ¡Pero si no hace falta! -grita Paco, viendo cómo Daniel marcha a la carrera- ¡Me encuentro perfectamente!
- ¡Pobre Paco! -exclama la señora de Cortija soltando dos lágrimas por los ojos.
- ¡Pero si me encuentro perfectamente! -vuelve a decir Paco dirigiéndose a la señora de Cortija.
Monsieur Camomille se levanta y se dirige hacia Paco. Ha trabajado desde pequeño en sitios difíciles y muy duros y ha aprendido los auxilios básicos que le permitieron ayudar a muchos compañeros suyos que se accidentaban.
- Tranquilo, monsieur Camomille -dice Paco alzando los brazos hacia él.
Monsieur Camomille continúa acercándose, de tal forma que parece no tener pensado pararse.
Apenas separaban tres metros entre Paco y monsieur Camomille. Paco se quedó quieto de forma que pudiera esquivar a monsieur Camomille y bien que lo hizo, porque casi lo atropella. Pasó tan decidido que hizo como si no hubiera visto a Paco, continuando hacia adelante.
Paco cree que le habrá surgido una urgencia y, viendo que él se encuentra bien, se va a resolverla. Pero ahora ya nadie le mira a él, todos tienen los ojos en dirección hacia donde él se había desmoronado.
Paco nota cómo un escalofrío le recorre el cuerpo.
Recuerda el lugar donde había caído. Recuerda que ahí cerca estaba sentada una señora muy delgada y bajita.
Gira la cara casi con horror, pensando en cómo habrá quedado la pobre señora.
Pero realmente palidece al ver su propio cuerpo estirado en el suelo y a monsieur Camomille junto a él, tomándole el pulso.
... FIN (o no) ...
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