El Quejas nº 7

7.- La paja en ojo ajeno

5 de Septiembre de 2014

¿Por qué no puedo descansar por las noches? ¿Será insomnio? ¿Será cansancio? ¿Qué será, será?

Pues serán los vecinos, que gustan de aporrear paredes, taconear cual "tablao" flamenco o mover muebles a todas horas.

Y eso con suerte de que no se les llene la vivienda con unos cuantos que gustan de hablar a voces, de poner música que se oiga en Singapur o que dejen la escalera y el portal como un vertedero.

¿Manías mías? ¡Si soy un vecino modélico!

No hago ruido al caminar, pido perdón si una puerta golpea, escucho música en mi "walk-man" (clásico que es uno), no recibo visitas, el mobiliario está bien como está y me acuesto temprano.

¿Por qué no pueden ser así?

Ni siquiera me preocupo de las horas en que salen o llegan, no sé dónde trabajan, si es que lo hacen y tampoco sé sus nombres. ¡Ni siquiera sé quién preside la comunidad!

Así que me pongo a revisar los estatutos para tener contacto humano tras un tribunal y veo que nada me ampara y nadie me cobija.

Pero lo peor de todo es que he descubierto el porqué de esas insistentes llamadas a mi puerta: este año me tocó ser el presidente de ésta, nuestra comunidad.