Cacabelos
20 de Septiembre de 2014
Dejando atrás el camino de Sorribas, bache tras bache, piedra y tierra bajo sus pies, entra en Cacabelos y ya le da la bienvenida el cartel de Recevin: "Ciudades del vino en Europa".
Gira a mano derecha y pone rumbo al centro del pueblo. Tras dejar casas y solares, pasa entre la Residencia "El Camino" y el Santuario de la Quinta Angustia, donde también está el albergue para los miles de peregrinos que, anualmente, pasean sus pasos hacia Santiago.
Continúa su camino y reduce al pasar por la Plaza del Santuario, donde el Recinto Ferial acoge festividades varias. Mira a su izquierda y ve el antiguo lagar de vino, abandonado de sus funciones pero bien cuidado para su mejor recuerdo.
Siguiendo la carretera es menester pasar por el puente sobre el río Cúa, lugar donde gratamente se puede tomar el sol tumbado en la hierba y refrescarse en las mansas aguas de su río. Para los más atrevidos, hay un mini trampolín no aconsejable si las aguas no son profundas.
Su camino le lleva a pasar al lado del parque cuyo nombre honra la Plaza en que se sitúa. Gráciles pajarillos, un búho con insomnio y una perdida paloma dan vida a sus árboles.
Más adelante deja a turistas y lugareños disfrutar de sus bebidas en los bares del centro, a su derecha; mientras, más de uno se hallará en la Plaza del Ayuntamiento, a su izquierda.
Sigue por la calle principal y un saludo recibe del Hotel a su derecha, que bien acoge a foráneos por precios muy competitivos.
Tras pasar cerca de varios negocios, garajes y portales, sale de Cacabelos recibiendo un agradecido "Hasta siempre" desde la gasolinera a su izquierda, y un agradable "Vuelve pronto" desde la Cooperativa a su derecha.
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