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lunes, 15 de septiembre de 2014

Novela en capítulos cortos nº 9

15 de Septiembre de 2014

- CAPÍTULO NOVENO -

Fuimos de vuelta a casa aquella noche. Nacho debía coger el coche y desplazarse al lugar donde había de pasar la noche. Nos animamos durante el trayecto gracias a unas bolitas de coco y chocolate que conseguimos en la tienda de la urbanización. Durante el largo recorrido nos dimos cuenta de un desvío provisional a causa de las remodelaciones que estaban haciendo en la autopista. Cogimos dicho sendero, que era un hilacho grande y pedregoso. Tardamos algo más de un cuarto de hora en llegar a la ciudad y entramos en un bar.

La barra era el centro del sitio en forma rectangular; a los lados varias mesitas para dos personas se habituaban a una construcción, más que antigua, del siglo XIX. Nos sentamos en una mesa separada para cuatro personas, debajo de la escalera que llevaría, habiéndola subido, al salón de comidas. Una máquina de tabaco encontrábase en la entrada, con un par de macetas: de una florecían metódicamente unas hilachas verdes cayendo como las hojas de un sauce llorón, de la otra salían unos tallos apenas floridos, pues era invierno, embellecidos por un lazo rojo. Supuestamente, era un regalo. Encima de la barra colgaban diestramente unas hogazas caseras, amueblándose con unas botellas de licor.

Los camareros se apresuraban por tener las mesas servidas y recogidas para que los clientes fueran y volvieran. Consulté mi reloj y me dirigí a la cabina que se hallaba a dos metros escasos de donde estábamos. Introduje unas monedas y marqué el número de teléfono de mi oficina.

- Sí…
- Oye Nuria, supongo que habrás hecho un recopilatorio de las últimas novedades. Dime ahora las más importantes.
- Encantada de servirle.
- No hace falta que me hagas el cuento.
- Pero si sólo bromeaba. No tiene sentido del humor, jefe. Bueno, esto es lo que hay: una llamada extremadamente urgente y dos peticiones de divorcio.
- Para el que estoy pasando yo cuéntame lo de la llamada.
- Pues hará unos diez minutos, más o menos, que llamaron del hospital preguntando por usted. Al no estar les dije que podían hablar conmigo y dijeron que un tal Nacho se hallaba ingresado en el hospital a causa de un accidente bastante aparatoso.
- Nacho… ¿Estás segura?
- Sí. Tengo registrada la conversación. Si quiere…
- No, gracias. Llama a las personas de la reunión y diles que se dirijan hacia allá esta noche. Por cierto, ¿en qué hospital se encuentra?
- En el Hospital General.
- Gracias, ya te informaré.

Colgué. Pensé en cómo decírselo a mis compañeros. Aguanté un dolor frío y punzante en mi cabeza y me senté.

- He llamado a mi oficina…
- Y supongo que alguien no te quiere pagar.
- No. Nacho está en el hospital. Ha sufrido un accidente.

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