La equivocación
25 de Agosto de 2015
Fumando le encontró cuando se dirigía al centro. Una voz le susurró que no se acercara por ahí pero ella no quería hacer caso de alucinaciones.
Con bastante traza aparcó el coche a dos centímetros de otro coche rojo, salió con desmesurada prisa y se dirigió rauda a su oficina.
Un policía estaba esperándola.
Mientras, en la calle, un hombre estaba aguardando con ansia para hablar con ella.
Sabía el paradero de su marido.
- Por favor, señora, necesitamos que se serene.
- ¿Cómo quiere que me serene cuando me acusan de la muerte de mi marido?
Con razón ella se puso a llorar y el policía le alargó un pañuelo. Al salir, el hombre misterioso le advirtió al policía de algo amenazador, pues salió corriendo.
En el bar de la esquina pudo hablar con la mujer:
- Su marido no está muerto, maté a su hermano gemelo por equivocación.
Con bastante traza aparcó el coche a dos centímetros de otro coche rojo, salió con desmesurada prisa y se dirigió rauda a su oficina.
Un policía estaba esperándola.
Mientras, en la calle, un hombre estaba aguardando con ansia para hablar con ella.
Sabía el paradero de su marido.
- Por favor, señora, necesitamos que se serene.
- ¿Cómo quiere que me serene cuando me acusan de la muerte de mi marido?
Con razón ella se puso a llorar y el policía le alargó un pañuelo. Al salir, el hombre misterioso le advirtió al policía de algo amenazador, pues salió corriendo.
En el bar de la esquina pudo hablar con la mujer:
- Su marido no está muerto, maté a su hermano gemelo por equivocación.
Escrito en Junio de 1997
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