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jueves, 15 de diciembre de 2016

Incierto final nº 14


14- El camino a casa

15 de Diciembre de 2016


Adela y Sonia tomaron el camino largo, un camino que bordeaba el pequeño y frondoso parque de la urbanización. Por el camino de siempre, la majestuosa calle mayo, tardarían poco menos de quince minutos, pero por éste invertirán el doble de tiempo, lo justo para que Adela se calmara.

- ¡Qué asco de día!
- No será para tanto.
- ¿Cómo que no? ¿Por dónde empiezo?

Adela mostraba un enfado inusitado en ella y Sonia lo notó.

- Primero se me olvida el examen, que he suspendido; por suspender el examen ya no podré ir al concierto de Jean Pierre; luego el follón del patio; y para colmo aparece ese idiota y me saca de quicio.
- Bueno, tampoco es para tanto.
- ¿Cómo que no?
- Ya no te acuerdas que no pude ir al viaje de invierno porque estuve castigada? ¿Y que encima pasé las vacaciones de Navidad en cama con un gripazo de la ostia? Tía, te quejas de vicio...
- ¡Pero esto no es lo mismo...!
- Ya, ya, me di cuenta estando enferma cuando no preguntaste si me encontraba bien...
- Bueno, eso fue un lapsus...
- Y seguimos tan amigas.

El enfado de Adela menguó hasta niveles que la dejaron casi abatida y avergonzada. Su amiga tenía razón.

- Los exámenes los apruebas todos, Jean Pierre dará más conciertos el próximo mes y lo del patio ha sido algo inusual, no creo que se repita.
- Pero está el idiota ése...
- Va, de ése ya me encargo yo.

Sonia le guiñó un ojo y Adela gritó alterada:

- ¿Otra vez? ¿No puedes dejar tranquilos a los tíos? Al final te vas a ganar mala fama.
- ¿De qué? Si sólo tonteo con ellos un poco y luego me aburren. Son unos niñatos.
- Como el de la fiesta del año pasado... -dijo Adela medio silbando.
- ¡Qué! Estábamos de fiesta, tía.
- Ya pero no era precisamente el más guapo de la fiesta.
- Puede, pero Jorge era el que tenía más a mano y tampoco es tan feo.
- ¡Buah, tía, que aún no le ha salido ni un pelo en la cara! Y su problema con los granos es aterrador...
- Como si tú o cualquiera no hubiera pasado por eso.
- Pero unos meses, vale. Él lleva así dos años, por lo menos.
- Bueno, bueno, ya habló la que tiene mayor éxito entre los chicos.
- ¡Ey!
- Quien se pica...

Sonia salió disparaba hacia el final del camino y Adela fue tras ella. Justo a la salida, enfrente, se alzaba la majestuosa casa de la familia de Adela. Dos parcelas más arriba, la de Sonia.

- Bueno, ya llegamos. Como te veo más calmada, me iré a mi casa y mañana nos vemos.
- Vale, Sonia.
- Ahora sí que tendrás tiempo de estudiar...
- ¡Serás...!

Sonia no dejó que Adela terminara la frase pues salió corriendo hacia su casa. Adela cruzó la calle y entró en la suya.

- ¡Hola a todos!

Adela se dirigió al salón, donde el televisor encendido amenizaba la estancia. De la cocina vio salir a su hermano.

- ¡Ey, hermanita! ¿Duro día de clases?
- ¿Y por qué tiene que serlo?
- Tranquila, que a mí me ha ido como el culo.
- Como siempre.
- Mira, quiero presentarte a un colega.

Apenas Adela dejaba su mochila en el sofá, por la puerta de la cocina aparecía Emilio.


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