13- Salida de clases
15 de Noviembre de 2016
El timbre anunció el final de las clases y los pasillos se llenaron de juventud con ganas de libertad.
Adela seguía sentada, perpleja, frente al suspenso por su examen.
- No puede ser...
Adela seguía diciendo lo mismo, ya casi en un susurro. Sonia decidió no esperar más y golpeó a su amiga.
- ¡Venga, vamos!
- ¿Qué?
- ¡Vamos, que ya tenemos libertad!
- Pero esto no puede ser...
- Venga, quejica, la próxima vez estudia más.
Sonia casi tiraba de Adela para que salieran y no pasaban inadvertidas para los compañeros. Algunos incluso las encontraban cómicas.
- ¡Joder, algunas sí que tienen prisa por salir!
- ¡Cuidado, que nos atropellan!
- ¡Ey, que las clases no son tan malas!
Sonia y Adela consiguieron salir, empujón tras empujón, casi al mismo tiempo que los primeros.
- ¡Ey, chicas! ¿A dónde con tanta prisa?
Emilio estaba parado justo al final del último escalón, con una postura y una mirada propiamente de chulería.
- Ahora no tenemos tiempo.
Sonia le miró discretamente el trasero mientras pasaban por su lado.
- Si queréis, os puedo llevar -dijo señalando un gran coche a la salida.
- Pero si no tienes edad para conducir.
- Pero mi mayordomo sí.
Sonia se paró en seco mientras Adela empezaba a imaginarse lo que iba a suceder.
- Sonia, no...
- Tranquila, que tendremos transporte gratis.
- Y también algo de beber del minibar -agregó Emilio.
- Sonia, no...
- Venga, tía, así te animas después del suspenso.
- Si es por eso, conozco a alguien que puede arreglaros las notas.
- ¡Eso es trampa!
Adela se sentía incómoda ante la presencia de Emilio y no podía disimularlo.
- Venga, nena, que la vida es joven.
Adela abrió los ojos de par en par al oír esa frase con ese tono.
- ¡Eres el idiota de la fiesta!
- ¿Es aquel capullo? -preguntó Sonia.
- Veo que sigues arisca como siempre -dijo Emilio, con un desdén en su mirada.
- Como te oiga mi hermano verás.
- ¿Hermano? Pero si dijiste que no tenías.
- ¿Qué? ¿En serio? ¿Quién coño eres tú?
Adela se había puesto roja de rabia como nunca antes y no pensaba lo que decía.
- Tranquilita, rubia, que me dijiste que no tenías hermana, que eras tú sola.
- ¿Y tú qué eres, un pervertido? ¿Un psicópata?
- ¡Tranquila, Adela, dejemos a este capullo!
- Parece que soy el único con buena memoria por aquí. No me extraña que hayas suspendido.
- ¡Ahhhh!
Sonia cogió a Adela y se la llevó fuera de la presencia de Emilio mientras éste hizo una mueca de desprecio y se fue al coche que le esperaba.
- ¿Pero tú has oído a este idiota?
- ¡Sí! Ya veo que lo único bueno que tiene es ese culito...
- ¡Sonia!
- Perdona, chica. Vamos a ir hoy el camino largo para que te relajes un poco.
Y mientras Adela y Sonia se alejaban, Sergio y sus amigos no habían dejado pasar inadvertida la escena.
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