15- El campamento
15 de Enero de 2017
El verano pasado...
El campamento de verano "Supervivencia la límite" acoge a cientos de chicos y chicas que quieren vivir nuevas experiencias y además aprender a sobrevivir en un entorno hostil.
Ya es el segundo año que Carlos va sin su hermana Adela. Aunque es dos años mayor que ella, tiene un carácter infantil que bien le rejuvenece y le propicia a realizar travesuras impropias de su edad.
- ¡Ey, otro año más!
Jorge saluda a Carlos como si fueran amigos de toda la vida pero sólo se conocen del campamento anual. Junto con Abel son llamados la "Trinidad del mal", y los nuevos son advertidos de no acercarse a ellos si no quieren ser víctimas de sus travesuras.
Este año los monitores han decidido hacer pequeños grupos donde uno de los jóvenes más experimentados sea su líder y dada la edad de Carlos, le han asignado un grupo de cinco chicos y dos chicas.
- Bueno, veamos...
A Carlos no se le da bien dar discursos así que carraspea exageradamente y dice menos que nada.
- Podríamos presentarnos.
- Buena idea, seas quien seas. Empezaré yo.
Carlos cogió una etiqueta en la que se leía su nombre y se la puso en el lado izquierdo del pecho.
- Me llamo Carlos y soy vuestro líder.
Los demás se quedaron a la expectativa de más datos mientras un incómodo silencio los embargaba.
- Ya está. Siguiente -dijo señalando a su derecha.
- Yo soy Jorge y soy el mano derecha del líder Carlos.
- Y yo soy Abel y soy el mano derecha del mano derecha del líder Carlos.
Unas risas se oyeron donde estaban las chicas.
- Pues yo soy Mariano, éste es mi primer año y he venido a pasármelo bien.
- Mi nombre es Juanjo, es mi segundo año y me alegra estar en el grupo de los divertidos.
- Eso te acaba de dar dos puntos -dijo Carlos.
- Gracias, líder -respondió Juanjo.
- A ver, turno de las chicas.
- Yo soy Sonia y la mayoría ya me conocéis -alzó un poco la vista- Algunos mejor que otros.
Jorge desató su locura imitando el sonido de una alarma y girando el brazo una y otra vez.
- Vale, tranquilo Jorge. ¿Y la otra?
- Yo soy Silvia y he venido obligada por haber suspendido la mitad de asignaturas.
- ¡Una más para el club!
Jorge y Abel chocaron las manos e hicieron su famoso saludo secreto.
- Muy bien, sólo nos falta este chaval que se ha quedado un poco apartado. ¿No serás tímido, verdad?
El chico se levantó y le sacaba media cabeza a Carlos. Le pasó el brazo derecho por los hombros y dijo:
- Me llamo Emilio y creo que os voy a enseñar a divertiros de verdad.
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