Capítulo 18
15 de Septiembre de 2013
Todos quedaron boquiabiertos ante las palabras de Eulalia. No podía ser Tomás. Había muerto quemado.
- ¿Qué, tú?
Sonia se levantó del suelo de un brinco y se abalanzó contra el cuerpo iluminado de Tomás
- ¡Cabrón!
Las manos de Sonia se adelantaron a su cuerpo y se dirigieron al cuello de Tomás, con las uñas por delante.
- ¡Deberías estar muerto!
Con Sonia casi encima, Tomás se movió a un lado y acompañó con la otra mano el cuerpo de la mujer hacia el suelo, cayendo Sonia de bruces.
- Muerto o no, sigo estando aquí, perra.
Sonia miró con rabia a Tomás desde el suelo y apretó los dientes. Tomás dirigió el garrote hacia Sonia mientras con la otra mano agarró del pelo a Paco.
- Vuelve a hacerlo, gatita, y tu ex querido Paco dejará de sonreír.
- ¡Bastardo mal nacido!
- ¡Por favor, Tomás!
Eulalia se acercó a Tomás con lágrimas en los ojos.
- Por favor, déjalo ya.
- ¿Dejarlo? ¡Yo quiero venganza!
- Y yo quiero volver a disfrutar de ti, mi marido, después de cinco años muerto.
- ¡Jamás!
La voz de Tomás sonó en un rugido, su mano apartó a Eulalia como si fuera un mosquito mientras el cuerpo de Paco cayó otra vez al suelo.
- ¡Ugh!
- ¡Vais a morir todos hoy y lo haréis de mi mano!
Paco abrió los ojos, despertado por el golpe de la caída.
- ¡Vais a saber lo que es ser quemados vivos!
Paco giró la cabeza y vio a Tomás encendido de ira, en una mano el garrote, todo su cuerpo iluminado por las llamas.
- ¡Seré vuestra salvación…!
Paco metió la mano en el bolsillo de su pantalón, evitando ser visto por el resto.
- ¡… o vuestro castigo!
Un sonoro disparo trajo silencio a la habitación, dejando a Tomás alzando el garrote sobre su cabeza, el resto mirándolo atónitos
- ¿Qué, tú?
Sonia se levantó del suelo de un brinco y se abalanzó contra el cuerpo iluminado de Tomás
- ¡Cabrón!
Las manos de Sonia se adelantaron a su cuerpo y se dirigieron al cuello de Tomás, con las uñas por delante.
- ¡Deberías estar muerto!
Con Sonia casi encima, Tomás se movió a un lado y acompañó con la otra mano el cuerpo de la mujer hacia el suelo, cayendo Sonia de bruces.
- Muerto o no, sigo estando aquí, perra.
Sonia miró con rabia a Tomás desde el suelo y apretó los dientes. Tomás dirigió el garrote hacia Sonia mientras con la otra mano agarró del pelo a Paco.
- Vuelve a hacerlo, gatita, y tu ex querido Paco dejará de sonreír.
- ¡Bastardo mal nacido!
- ¡Por favor, Tomás!
Eulalia se acercó a Tomás con lágrimas en los ojos.
- Por favor, déjalo ya.
- ¿Dejarlo? ¡Yo quiero venganza!
- Y yo quiero volver a disfrutar de ti, mi marido, después de cinco años muerto.
- ¡Jamás!
La voz de Tomás sonó en un rugido, su mano apartó a Eulalia como si fuera un mosquito mientras el cuerpo de Paco cayó otra vez al suelo.
- ¡Ugh!
- ¡Vais a morir todos hoy y lo haréis de mi mano!
Paco abrió los ojos, despertado por el golpe de la caída.
- ¡Vais a saber lo que es ser quemados vivos!
Paco giró la cabeza y vio a Tomás encendido de ira, en una mano el garrote, todo su cuerpo iluminado por las llamas.
- ¡Seré vuestra salvación…!
Paco metió la mano en el bolsillo de su pantalón, evitando ser visto por el resto.
- ¡… o vuestro castigo!
Un sonoro disparo trajo silencio a la habitación, dejando a Tomás alzando el garrote sobre su cabeza, el resto mirándolo atónitos
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