El Columnista nº 9
5 de Enero de 2014
“Eres un hijo de mil padres” fue una famosa frase cinematográfica que, leída con buenos ojos, viene a certificar la más famosa frase familiar: “Madre no hay más que una”.
A las madres las tenemos presentes toda la vida porque nos cuidan desde que nacemos, nos mantienen, nos educan y enseñan a ser personas, nos insisten para que seamos mejores, se preocupan cuando cometemos errores y nos apoyan incondicionalmente.
Cuando nos independizamos y creamos nuestra propia familia también la tenemos presente, pedimos consejo para decorar la casa, para llevar las cuentas, para que se quede con los nietos mientras trabajamos.
Y cuando nuestros hijos se independizan, tenemos a nuestra madre a nuestro lado para criticar a esa juventud y recordar cuando éramos jóvenes, pues la vida entonces era más fácil y mejor.
No hay mayor homenaje a una madre que tenerla presente en nuestros actos cotidianos.
Madre sólo hay una, es un tesoro y debemos cuidarla como se merece.
A las madres las tenemos presentes toda la vida porque nos cuidan desde que nacemos, nos mantienen, nos educan y enseñan a ser personas, nos insisten para que seamos mejores, se preocupan cuando cometemos errores y nos apoyan incondicionalmente.
Cuando nos independizamos y creamos nuestra propia familia también la tenemos presente, pedimos consejo para decorar la casa, para llevar las cuentas, para que se quede con los nietos mientras trabajamos.
Y cuando nuestros hijos se independizan, tenemos a nuestra madre a nuestro lado para criticar a esa juventud y recordar cuando éramos jóvenes, pues la vida entonces era más fácil y mejor.
No hay mayor homenaje a una madre que tenerla presente en nuestros actos cotidianos.
Madre sólo hay una, es un tesoro y debemos cuidarla como se merece.
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