11- De fiesta
15 de Septiembre de 2016
Un año atrás...
Adela y Sonia estaban excitadas por su primera salida. Por fin podrían bailar y reír y disfrutar como adolescentes. Además, la fiesta era en casa de una amiga en la misma urbanización, dos casas más abajo, y no se exponían a los peligros de la urbe.
Cuando llegaron a la casa de la amiga vieron que estaban la mayoría de sus amigos, además de chicas y chicos mayores que ellas.
Allí fue donde coincidieron con Jorge y Abel, dos chicos que acababan de llegar de otra ciudad.
- ¡Ey, mira! -dijo Jorge- ¡Zipi y Zape en chicas!
- ¡Serás idiota! -gritó Sonia.
Adela seguía fascinada por las luces, la música, la gente bailando. Levantó los brazos y empezó a dejarse llevar, poco a poco, al ritmo, a su ritmo.
Sonia se movía de una forma más compulsiva, cabeza arriba y cabeza abajo, dando pequeños saltos y empujando a alguno de vez en cuando.
Y fue entonces cuando Adela tropezó con alguien. Abrió los ojos y dijo:
- ¡Lo siento!
El chaval frente a ella tenía esa cara de asombro momentáneo que mutó enseguida por otra más de chulo.
- ¡Ey, rubia! Soy Emilio. ¿Te hace un baile conmigo?
- Estooo...
- Venga, nena, que la noche es joven.
- Creo que va a ser que no.
- ¡Va! ¿No tendrás una hermana igual de guapa que tú? Seguro que ella diría que sí.
- ¡He dicho que no, idiota! Y no tengo hermanas, soy yo sola.
- Bueno, bueno, si la gatita saca las uñas...
- ¡Mi amiga te ha dicho que no, capullo!
Sonia casi le revienta la nariz al acercarse tanto a su cara.
- Vale, vale, me voy.
Mientras se iba, en el rostro de Emilio se reflejaba frustración y en sus ojos una pizca de odio.
- Venga, sigamos disfrutando.
Por un momento el incidente quedó olvidado y siguieron disfrutando de la fiesta.
Pasado un tiempo, Adela fue en busca de su amiga que había desaparecido entre la multitud y la encontró en una esquina algo oscura con un chico, ambos metiéndose mano. Así que no la molestó y decidió irse a casa pues ya era algo tarde.
Cuando estaba saliendo, un chico guapo topó con ella.
- Perdona.
- Tranquilo, no pasa nada.
- ¿Ya te vas? Aún es pronto y hay fiesta de sobra.
- Es que ya estoy algo cansada.
- Bueno, si quieres te acompaño.
- Pues no me importaría.
- Por cierto, me llamo Sergio.
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