15 de Junio de 2014
- CAPÍTULO SEXTO -
Por el camino me preguntaba cuál sería la reacción de él cuando le interrogáramos de semejante forma. Contrario a enojarme me dispuse positivamente a llevar hacia delante tal asunto con que, acompañado de Carlos, me dirigí al punto de partida, en casa de Sergio. Él, previsiblemente, había llenado el depósito del auto que, supuestamente, nos debía llevar hasta aquella apartada y tranquila urbanización, refugio de aquellos que podían permitirse estar tranquilos en horas de descanso. Ya en marcha comenzamos el camino.
- Bueno, -rompí el silencio- seguro que llegaremos a tiempo.
- Si levantándonos a las cinco de la mañana nos hace llegar tarde, creo que soy tonto -dijo Sergio.
- Es lo que digo, desde que te metiste a abogado no hay quien te pare.
- Pero no negarás que se comporta mejor -dijo Carlos.
- Bueno, es verdad. Ahora invita de vez en cuando, no como antes...
- Oye, que antes invitaba -dije exasperado.
- Bueno, déjame conducir tranquilo. Carlos, indícame el camino que no visualizo una letra.
Continuamos nuestro silencio hasta un pueblecito cercano de Sabadell.
- Bueno, -empezó Carlos- es un largo camino y yo ya no puedo más. Necesito que seas su padrino -me dijo.
- ¡Pero tú estás loco! No quise ser tu padrino de bodas a cuanto más de tu hijo.
- Por favor, te debo muchos favores. ¡Y a ti siempre te han gustado los niños! Si no aceptas no te pediré nada más.
- Si te tranquiliza, acepto. Pero nada de enrolarme a fiestas pomposas, rompe mi imagen.
- Tú siempre con tus tonterías de abogados -dijo Sergio.
- Al menos, dentro de unas tres semanas, tendré a mi niño en brazos. Y podré darle todo lo que siempre deseé tener de pequeño. Y le haré mimos y caricias. E irá a la universidad. Y...
Mientras Carlos imaginaba todo el futuro del niño, llegábamos a Sabadell. Nos paramos unos minutos, que fueron media hora, a tomarnos un café y un respiro. Sergio ya no sabía si de verdad tenía o no claro llegar hasta el final del asunto pero sucedió algo que nos extrañó, aunque no le concedimos importancia. Saliendo del aparcamiento, con vista y no vista rapidez, un peugeot rojo salió apresuradamente delante de nuestro coche.
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