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sábado, 31 de mayo de 2014

Avances: Junio '14


Junio 2014

Otro mes más seguimos en nuestro esfuerzo por traer buenas letras para vuestra lectura y disfrute.

Ya casi a mitad de año seguís teniendo a vuestra disposición más publicaciones de vuestras series favoritas. Simplemente, siéntate, lee y disfruta.

Sin más, os dejo a la ansiosa espera de vuestras publicaciones favoritas.
Día 5: Cuarta entrega de nuestra estrella invitada, El Quejas. ¿ómo tomarán sus lectores su forma de ver las cosas?
Día 10: En la última entrega de la serie de relatos de amor, "Un paseo por el corazón", hoy disfrutaréis con un relato presentado a concurso: "Paula y Daniel".
Día 15: Sexto capítulo de "Novela en capítulos cortos". ¿Realmente vas a dejar pasar esta novela? Eso sí es misterio.
Día 20: La serie "Fantasías" continúa con algo más sencillo e inocente en "Fantasía a los trece".
Día 25: Acercándonos al final de la serie "Últimos Pensamientos" tan sólo puedo desvelaros "Dos palabras".
Día 30: Avance del próximo mes de Julio de 2014.
Como siempre, mi más sincero agradecimiento a quienes me seguís, así como a quienes entran esporádicamente y disfrutan con nuevas letras mías.
rpPaco
Producciones Caponata 2014

domingo, 25 de mayo de 2014

Últimos pensamientos nº 10

Últimos Pensamientos

Martes y trece


25 de Mayo de 2014

Coincidió en el mismo sitio que al venir: mismo coche, misma litera. Parecía que el destino le jugaba una mala pasada pues en el viaje de ida ya tuvo problemas.
Después de esperar a la intemperie media hora, el tren tuvo anunciada su llegada a la hora convenida. Un haz de luz a lo lejos indicó que se aproximaba a la estación. Un escalofrío le recorrió el cuerpo al verlo llegar.

Mientras pasaban los vagones miraba los números para no despistarse y tener que correr. No le gustaba correr detrás de un transporte para poder utilizarlo.

Su vagón se paró varios metros adelante. Cuando se acercó a la puerta, ésta se abría mediante un mecanismo automatizado por un botón verde que, presionándolo, hacía que los viajeros pudieran entrar o salir del vagón. Tuvo que abrir a mano la puerta pues pulsando el susodicho botón no surgió el efecto esperado.

A regañadientes cogió su maleta, entró en el fatídico vagón y se dirigió al departamento 4. Al final no era el mismo vagón aunque sí llevaba el mismo número y tenía el mismo aspecto tétrico.

Entró en el departamento y puso su maleta en la litera 46, cogió la escalera y la cambió de lado para poder meter la maleta arriba cuando se percató de que no había asidero encima de la puerta.

Maldiciendo su mala suerte volvió a colocar la escalera en su anterior ubicación, junto a la ventana, y, como mejor pudo, subió a la litera y desde allí colocó la maleta.

Cuando comenzó a bajar, el pie izquierdo se salió del pequeño escalón tensándole todo el cuerpo. Casi sin pensarlo se asió al pequeño hierro que servía para evitar posibles caídas nocturnas, provocándole un dolor intenso en la palma de la mano.

Rojo de ira terminó de bajar la escalera y decidió tomarse algo en la cafetería del tren.

Cuando se dirigía hacia la misma, pasó delante de la puerta que tuvo que abrir manualmente: estaba abierta de par en par. Pulsó el botón negro de cierre y logró lo mismo que con el botón verde: nada.

Apresurado, se fue en busca de la revisora o alguno de la compañía para que cerraran la puerta. Al pasar por la clase preferente vio un señor que estaba descansando con el traje de revisor y le informó de lo que pasaba con la puerta. Los dos se dirigieron hacia allí y el revisor intentó cerrarla manualmente, pero no se cerraba.

Había que mantener apretado el botón negro mientras se cerraba manualmente la puerta. Luego había que utilizar la llave especial de las puertas para cerrar por dentro la misma.

Él se ofreció a tirar de la puerta mientras el revisor pulsaba el botón. Cuando dio su primer tirón para que la puerta se moviese, el tren hizo un mínimo vaivén que le hizo perder el equilibrio y vio cómo se acercaba hacia el exterior sin poder hacer nada.

El revisor alargó el brazo para cogerlo pero fue inútil, acababa de salir por completo del vagón.

Cuando notó el primer contacto con la grava, toda su vida pasó en un momento por su mente.

Instantes después se encontraba estirado cerca de unos arbustos, todo el cuerpo ensangrentado, los ojos cerrados, la mente apagada.

Minutos después sonó el reloj que llevaba con un sonido intermitente y apagado: marcaba las doce de la medianoche del Miércoles 14.

martes, 20 de mayo de 2014

Fantasías nº 4

Me apetece

20 de Mayo de 2014

Me estremezco al suave contacto de tu cuerpo con el mío.

No es nada, es natural.

Si fuera en otro sitio, quizá significaría algo. Ahora, sin embargo, me apecete hacer algo concreto, algo que no haré.

Me dedicas una mirada que busca, interiormente, mi verdadera naturaleza.

No hallo otra solución más que desviar la mirada, aunque sé sobradamente que sigues observándome.

Si fuera verdad diría que te burlas de mi cobardía, que me echas en cara algo que he hecho y no quiero contarlo.

Me apetece dirigir mis manos a tu cintura y atraerte hasta mí, cuerpo a cuerpo, sintiendo el tuyo vibrar con el mío.

Me hablas de alguien con quien te has encontrado, conversación agradable durante un rato, para preguntar mi opinión sobre el mismo tema. Sabes que te voy a dar pie a que expreses tus ideas.

Tú enlazarías tus brazos tras mi cuello para tener tus ojos frente a los míos.

Me pides algo que no acierto a descifrar por lo cual te pido una repetición, ya lo cogerás tú. Me asombro ante tu decisión de no decir dos veces lo mismo.

Mis labios buscan los tuyos, ardorosos de poder besarlos, poco a poco mientras sólo existimos nosotros.

Un pensamiento poco digno de algo que nunca sucederá.

Ojalá hubiera estado en tu mente como tú lo estás en mi corazón.

jueves, 15 de mayo de 2014

Novela en capítulos cortos nº 5

15 de Mayo de 2014

- CAPÍTULO QUINTO -


A las diez me personé en el bar donde había quedado para ultimar los detalles finales del divorcio con mi ex esposa Tina. Cuando entré la vi sentada tomándose un agua.

- Hola Tina.
–- Hola.
–- ¿Llevas mucho tiempo esperando? Tuve que hacer algunos asuntos antes de venir…...
-– Sólo diez minutos escasos.
- –¿Cómo te encuentras?
-– Bien. -–asintió-– Pero ahora a lo que venimos. ¿Has traído los…...?
-– Espera, por favor. Me parece que sería mejor discutir todo esto después de haber tomado algo substancioso. Con el estómago lleno se piensa mejor.
-– Y con la…...
-– No te sulfures, Tina. Simplemente quiero ser humano, luego divorciado.

Ella me miró con mala cara para volver su rostro al camarero con una sonrisa más hipócrita que nunca hubiera puesto. Le pedimos el menú y nos trajo dos cartas dobladas en tres partes, en forma de tríptico. Había variedad de platos aquella noche. Pedimos una ensalada como entrante acompañada de unas aceitunas sueltas. De segundo me pedí un filete poco hecho y ella un plato combinado de jamón dulce, atún, huevo y patata. El postre lo excusamos para el final, con el café.

Al principio resultaba difícil la idea de separarnos pero Tina conoció a un hombre que la hacía más feliz de lo que yo la podía hacer. Yo lo comprendía pues desde que la conocí le dije que nunca estuviera conmigo por estar. Si no me quería y deseaba estar con otro que me lo dijera, si no me sentiría culpable de negarle su felicidad. Ella asintió desde el principio pero creo que algo me ocultó.

Por eso le pedí el divorcio.

Y luego conoció a ese desvergonzado, divorciado cuatro veces y desentendido de sus hijos. No tuvimos nosotros la suerte de tenerlos. Ocho años casados y no teníamos lo que se supone el fruto del matrimonio. No nos amábamos y no pudimos demostrar nuestro enlace mediante nuestros vástagos.

No existía generación alguna.

- Bueno, -–dije después de tomarme calmosamente el postre–- supongo que ya podemos sacar el material de disolución. Sobre todo acepta que pague yo la cena. Considéralo un acto de caballerosidad póstumo.
-– Esperaba de entrada que pagaras tú. Siempre lo hacías. También es verdad que nunca trabajé.
-– Porque tú nunca quisiste trabajar. Siempre te di lo que querías. Y tú a mí me fallaste.
- –¿Qué esperabas? No tenía gana alguna de manchar mis manos y mi orgullo yendo de casa en casa como antes. Tú me solucionaste la vida y…...
-– No me refiero a eso. No tengo ningún heredero.
-– También querrías que estuviera nueve meses o más tirada en la cama, soportando luego los incesantes gritos y lloros de una criatura repelente como son los bebés. No los aguanto. Nunca los aguanté.

Intenté calmarla pero no lo conseguí, así que continué con mi ardua labor de terminar el plato recién traído. Ella hacía caso omiso a mi apetito.

- Te dejaré unos minutos para que reflexiones mientras vas engullendo.
–- Gracias.

Fue lo único que dije.

El camarero vino como disgustado. Encontró mi mirada y la rehuyó. Siempre había confiado en mí y, en estos momentos, me era totalmente desconocido.

Se oyó un grito en la cocina y un ruido de cazuelas que se frenaban en el suelo. Por la puerta conectora de los dos mundos salió apresuradamente el cocinero jamaicano, profiriendo una sarta de amenazas e injurias.


sábado, 10 de mayo de 2014

Un paseo por el corazón nº 6

Amor a primera vista
10 de Mayo de 2014

Una llamada.

Sólo una.

No cabía duda, estaba enamorado.

Pero ella decidió por otro.

Quizá haya suerte.

Pero el destino jugaba una partida perdida.

El amor no llegó a demostrarse.

La llamada.

Sólo ésa.

Nadie más lo sabía.

Me decidí a hablar con ella, acompañada como estaba, y me presentó a su amigo. Nos saludamos y empezamos a hablar. Me disculpé luego, dirigiéndome a mi mesa, cuando me dijo que me podía quedar.

No había nada que ocultar.

Juan Carlos y yo empezamos a hablar de cómo la conocimos. Fue curioso cómo ella llegó a extrañarse de nuestra conversación a tal punto que se excusó para ir al servicio.

Él y yo continuamos hablando y quedamos para mirar un artilugio de segunda mano que había adquirido hacía poco. Estaba estudiando y trabajando a la vez. Era algo agotador y no tenía demasiado tiempo para salir así que me ofrecí a ir a su casa, en vez de quedar en alguna calle. Al final nos intercambiamos los números de teléfono, justo cuando ella regresaba. Entonces Juan Carlos dijo que era tarde y llegaba con retraso a un asunto privado.

Más tarde descubrí que quedó con su novia.

Me quedé, entonces, con ella y decidió que la acompañara a su casa. Con gesto que denotaba dolor, la invité a tomarse algo, cosa que rechazó. Al salir del bar intenté indagar el porqué de aquel momentáneo enfado. Pero ella me cerraba las puertas una y otra vez.

Bajamos por Balmes mientras ella callaba.

Cuando llegamos a Consejo de Ciento le invité a entrar en un bar que bien conocía por haber estado allí con mi compañero de piso. A regañadientes, aceptó. Una vez dentro nos dirigimos a una mesa apartada de las demás. Pedimos y, entonces, le tomé la mano.

Ella, primero se sonrojó, luego me miró a los ojos.

Y entonces me declaré.

Saqué del bolsillo de mi chaqueta una cajita envuelta en un papel oscuro y se la entregué.

Ella no sabía qué decir.

La abrió y descubrió aquella pulsera que, días antes, recogía su impunidad y perdía la virginidad ante el grabado "Por ahora y por siempre".


lunes, 5 de mayo de 2014

El Quejas nº 3

3.- Pagando con quejas

5 de Mayo de 2014

Te pasas la vida oyendo: “No te quejes, que hay gente que lo pasa peor”.

Y sigues quejándote.

Por eso no voy a ser menos y sigo con mi retahíla de quejas; esta vez, me quejo de lo desproporcionado que es el dar y recibir.

Toda la vida estás pagando para morir endeudado y, cuando parece que sales del bache, nuevos impuestos, nuevas tarifas y facturas fantasmas te persiguen hasta el final de tus días.

Sólo por nacer ya les cuestas dinero a tus padres, cantidad que crece desorbitadamente hasta que obtienes tus propios ingresos para pagar tus cosas. Ahí dejas viejos hábitos consumistas para consumirte en tus propias quejas.

Hipoteca, luz, agua, gas, coche, I.B.I., I.V.A., I.R.P.F., seguros, teléfono, comida, ropa, dentista… todo ello un cúmulo de pagos imposible de hacer frente.

Y no olvidemos a Hacienda, que somos todos (ríanse conmigo de forma sarcástica, por favor). Por el mero hecho de ingresar un céntimo te cobra euro y medio para “forrar” las arcas del “Estado”.

Al menos, por ahora, me está saliendo gratis quejarme, hasta que venga el de la S.G.A.E..