15 de Abril de 2015
- CAPÍTULO DECIMOSEXTO -
-1-
- No es justo.
- Yo también lo creo, jefe.
- Pero Nuria, ¿por qué nadie querría atacar a Nacho? ¿Cuál podría ser su móvil?
- Quizá una deuda de juego, una mala jugada, una empresa rencorosa...
- Pero nada de eso encaja. Los clientes de Nacho lo adoran. Sus compañeros de juego le adoran. Hasta le adora su ex-mujer.
- Pues debe ser alguien que lleve tiempo pensándolo.
- Espero que no sea ninguno de los que se hacen llamar amigos suyos.
-2-
Euli llegó a casa toda consternada. No le cabía en la mente que estuviera pasando esto. Primero las llamadas, los anónimos. Luego el pesado del holandés, que no paraba de escribirle. Y después esto. Ya no sabía qué más podía pasar.
Cuando intentó abrir la puerta descubrió que algo debía estar cerrándola. Empujó con fuerza y se abrió. Había una caja dentro. ¡Alguien había entrado! Cogió rápido el teléfono pero lo dejó. Tenía que ser él.
Desde hacía tiempo estaba reñida con el abogado por culpa de él. Ahora que lo habían solucionado vuelve a la carga.
- ¿Por qué? -hablaba en voz alta- No creo que yo le guste. Si es así no lo demuestra amenazándome. Además, siempre ha tenido envidia de lo bien que se lo ha montado el 'tito'.
Siguió hasta la cocina pensando en motivos, claridades y detalles. ¿Qué era lo que no le convencía de él? ¿Quizá la forma de expresarse?
No.
De pronto se acordó. La llamada. Cuando quedó con él.
Todo estaba claro.
-3-
Era muy avanzada la mañana cuando Nacho se despertó. Llamó a gritos a la enfermera, pues no se acordaba del cordón con botón que anunciaba a la de turno que la llamaban. La enfermera acudió como pudo, resollando, y descubrió al paciente despierto y levantado, que le pedía el teléfono. Tenía que llamar a alguien muy importante.
- Pero tráigame ya el maldito teléfono.
- No puedo. No lo permite el hospital.
- Pues se van a ir a tomar por...
- ¡¡Nacho!!
- ¿María?
- Sí. Soy yo.
- Seguro que no te lo crees, pero he soñado que me decías que me querías.
- No lo has soñado, tonto. Te quiero y me quiero casar contigo.
- Oye, hermanito, -era la hermana de Nacho- ¿no crees que ya es hora de decirle algo a tu pobre hermana? Me estoy cansando de estar aquí.
- ¡Tienes que avisarle! Recuerdo algo.
- Iba a venir hoy pero ha llamado diciendo que tenía algo entre manos referente al accidente y lo del Centro.
- ¿Todo está relacionado? Creo que esta vez está mezclando asuntos distintos.
- Bueno, yo le llamo y le digo que venga para aquí. Y vigila esas manos, María, que mi hermano no es un buen bicho para querer.
-4-
- No lo podía creer, -pensé- todo encajaba. Pero, ¿por qué estaba aquel cigarrillo ahí? ¿Podría ser que...?
De pronto sonó el teléfono.
- Es la señorita García. Le paso por la cinco.
- Gracias, Nuria. ¿Sí?
- Oye, perdona que te moleste con el trabajo que debes tener.
- No te preocupes. ¿Qué tal se encuentra nuestro enfermo?
- Bien, bastante bien. Demasiado, diría yo.
- ¿Por qué?
- Porque ya está con las manos puestas en María, la vecina...
- Ya sé quién es. Me alegra. Ya sabía yo que al final acabarían juntos. ¿Y por eso me llamas?
- No. Nacho quiere hablar contigo pero no le dejan, ya sabes, las normas...
- Voy hacia allá.
- Si te es molestia cojo el móvil.
- No, ya voy hacia allá.
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