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Tradiciones aguadas
(o cómo compaginar libros y rosas bajo la lluvia)
20 de Mayo de 2016
“En Abril, aguas mil” nos recuerda que todos los años pasamos la
Semana Santa con el paraguas bajo el brazo. Y algunos años incluso
es necesario.
Pero lo llamativo de este mes es la vuelta al trabajo, que parece que
no cundieron los días de descanso. Vamos aletargados, cansados,
dominados por la falta de descanso y más ligeros con los bolsillos
(y cartillas) vacíos o en proceso.
Para alegrar esa falta de papel moneda celebramos la leyenda de quien fue tan bravo y fiero caballero, aquél que luchó contra un dragón y de su letal herida una rosa nació. Y, cómo no, el famoso día del “Libro y la Rosa”, que hace estragos en las listas de libros más vendidos (o best-sellers, que no indican que sean los mejores). Aun así, no conseguimos que se establezca el vicio de de leer, aunque acabemos con estanterías llenas de libros.
Pero no nos desanimemos y disfrutemos regalando una rosa a nuestra madre, hermana, novia, mujer, amante o amiga especial. Un gesto que debería hacerse cualquier día del año pues madre sólo hay una, no hay mejor amor que el de los hermanos, y siempre hay que tener contenta a la mujer que amamos, ya sea para conquistarla como para mantener viva esa llama que ilumina el camino que juntos han de recorrer.
Y aprovechando esta lluviosa tarde, dejad que las rosas del florero me hagan compañía mientras disfruto de una agradable lectura.
Para alegrar esa falta de papel moneda celebramos la leyenda de quien fue tan bravo y fiero caballero, aquél que luchó contra un dragón y de su letal herida una rosa nació. Y, cómo no, el famoso día del “Libro y la Rosa”, que hace estragos en las listas de libros más vendidos (o best-sellers, que no indican que sean los mejores). Aun así, no conseguimos que se establezca el vicio de de leer, aunque acabemos con estanterías llenas de libros.
Pero no nos desanimemos y disfrutemos regalando una rosa a nuestra madre, hermana, novia, mujer, amante o amiga especial. Un gesto que debería hacerse cualquier día del año pues madre sólo hay una, no hay mejor amor que el de los hermanos, y siempre hay que tener contenta a la mujer que amamos, ya sea para conquistarla como para mantener viva esa llama que ilumina el camino que juntos han de recorrer.
Y aprovechando esta lluviosa tarde, dejad que las rosas del florero me hagan compañía mientras disfruto de una agradable lectura.
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